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Al igual que nos hemos acostumbrado a oír hablar de los efectos del cambio climático en los patrones meteorológicos mundiales, también está evolucionando la forma de hablar de ello y los conceptos que utilizamos Ahora conocemos el "cambio climático", mientras que no hace mucho se hablaba de "calentamiento global" o "efecto invernadero" (en ambos casos se señalaba el aumento de la temperatura como principal consecuencia). Quizá le sorprenda que esas dos palabras tengan una larga historia. Los lexicógrafos del Oxford English Dictionary (OED) ya encontraron la palabra "cambio climático" en 1854, en un artículo sobre por qué los inviernos eran más suaves en Europa. Incluso entonces, hubo debate sobre la causa. ¿Se debía a la deforestación y al drenaje de los pantanos, o podía ser algo que ocurría con los polos magnéticos de la Tierra? ³ 

Una cosa es cómo describimos el cambio climático. Otra es cómo puede afectar negativamente a nuestro bienestar. Esto se ha denominado recientemente "eco-ansiedad", en referencia a la respuesta emocional a la crisis medioambiental. ⁵ Se manifiesta más fácilmente en las zonas que ya están sufriendo los efectos más graves del cambio climático. Pero su impacto puede encontrarse en todas partes, en quienes trabajan directamente con los problemas, desde científicos e ingenieros a periodistas, pasando por cualquier persona preocupada por el posible resultado de un cambio climático irreversible.

Un grupo concreto que padece ansiedad ecológica es la generación más joven. El año pasado, Britt Wray publicó en Rotman Management⁶ los resultados de un estudio de Stanford sobre 10.000 jóvenes de entre 15 y 25 años de todo el mundo. En el estudio participaron países tan diversos como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Finlandia, Nigeria, Filipinas, Brasil, Portugal, Australia e India. Los resultados fueron sorprendentes:

La forma de comunicar los efectos del cambio climático es fundamental. Las palabras empleadas, la elección del enfoque y el sentimiento que encierran deben considerarse cuidadosamente. Las Naciones Unidas recomiendan encarecidamente la inclusión de tres factores. ⁷

Utilice información científica fidedigna: 

Esto incluye asegurarse de que los datos y las cifras proceden de fuentes fiables y con base científica, y evitar la desinformación y el greenwashing (presentar una empresa o un producto como respetuoso con el medio ambiente cuando no lo es).

Transmitir el problema y las soluciones:

esto es vital para evitar una sensación de "fatiga de crisis" y de derrota. La carrera hacia el cero neto en 2050 y la reducción a la mitad de los GEI en 2030 es un reto formidable. Para alcanzar esos objetivos, hay que centrarse en el "cómo". A medida que avancemos en el camino de la sostenibilidad, surgirán más soluciones.

Movilizar la acción:

Destacar la urgencia, centrarse en las oportunidades y hacer hincapié en la importancia de la acción son factores motivadores. Para muchos puede resultar difícil imaginar cómo limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, pero mostrar cómo una mayor eficiencia, por ejemplo, puede reducir las emisiones es tangible y está al alcance de la mano.

En lo que respecta al potencial de greenwashing, las Naciones Unidas hacen una clara sugerencia:

Es un buen consejo, pero ¿cómo y dónde asegurarse de que las empresas cumplen sus promesas? Una fuente fiable es la iniciativa Science Based Targets (SBTi), fundada en 2015 como una colaboración entre CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Instituto de Recursos Mundiales y el Fondo Mundial para la Naturaleza.

Desde entonces, ha desempeñado un papel clave en la movilización de empresas de todo el mundo para que tomen medidas destinadas a mitigar el cambio climático. El proceso implica comprometerse con objetivos realistas y alcanzables (dependientes del sector) y desarrollarlos con la organización antes de someterlos a validación. Más de 5.500 empresas de todo el mundo cuentan ya con objetivos validados. El año pasado se aprobaron los objetivos del Grupo Spirax a corto, largo plazo y cero emisiones netas. Lo son:

• reducir las emisiones absolutas de alcance 1, 2 y 3 a corto plazo en un 50,4% para 2032*

• alcanzar un balance neto cero a más tardar en 2050 en los alcances 1, 2 y 3, lo que incluye una reducción mínima del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero*

• alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en toda la cadena de valor** para 2050

^{*:  A partir de un año base 2021
**:  La cadena de valor de una empresa abarca todas sus actividades, desde el diseño, el abastecimiento, la fabricación y el uso de sus productos por parte de los clientes}

Los compromisos transforman las promesas en realidad. Son una declaración de intenciones, que establecen la referencia por la que se nos mide. El SBTi muestra abiertamente las organizaciones que han asumido tales compromisos y las que han sido retiradas en virtud de su Política de Cumplimiento de Compromisos (pueden encontrar más información aquí).

Rendir cuentas será cada vez más importante a medida que actuemos colectivamente con determinación para transformar nuestro futuro. Igualmente importante es nuestra capacidad para trabajar juntos y forjar alianzas a lo largo del camino para garantizar que alcanzamos esos objetivos.

En nuestro campo de especialización, las soluciones térmicas de vapor, ya hemos aprendido mucho sobre lo que se puede conseguir. Este año pondremos en marcha nuestro Customer Sustainability Journey (Viaje a la Sostenibilidad del Cliente) y compartiremos nuestra experiencia hasta la fecha.

Las empresas siempre han tenido que abrirse camino a través de territorios nuevos e inciertos. En la COP28 del año pasado se acordó duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética para 2030. Dada la importancia de la energía térmica para muchos sectores, la oportunidad de batir récords de otro tipo es posible.